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PRENSA: DiariodeFerrol.com / Miércoles, 11 Enero 2017 .- “Fue una buena idea irme a Estados Unidos”

PRENSA

ERO DOCE GONZÁLEZ ATLETA

“Fue una buena idea irme a Estados Unidos”

Con 18 años, Ero Doce –cabanés residente en Narón– hizo las maletas y recorrió los casi 7.000 kilómetros que separan el concello naronés de la que desde hace casi dos años en su residencia, la localidad de Sant Charles, en el estado de Missouri.

Doce, durante su último entrenamiento en A Malata antes de regresar a Estados Unidos j. meis

Con 18 años, Ero Doce –cabanés residente en Narón– hizo las maletas y recorrió los casi 7.000 kilómetros que separan el concello naronés de la que desde hace casi dos años en su residencia, la localidad de Sant Charles, en el estado de Missouri. El atleta local –que había formado parte del Ría Ferrol y ahora cuenta con ficha en el Santiago– no tuvo que pensar mucho para aceptar la oferta que le llegó de la Universidad de Lindenwood –una beca deportiva de cinco años que le cubre prácticamente todos sus gastos, excepto seguro médico y vuelos–.

Una opción que al igual que otros locales –Chema Fantova, Tomás Manso, Claudia Rojo...– escogió. Una fuga de talento provocada, como apunta el propio Doce, porque “ahora es mucho más fácil contactar. Ya no hace falta ser un ‘superelite’ como puede ser Claudia, simplemente teniendo unas marcas decentes, demostrando un buen nivel en competiciones –por ejemplo Nacionales–, aunque no seas el mejor, siempre tienes esa opción”, analiza el de Cabanas.



- ¿Qué te llevó a los 18 años a irte a Estados Unidos?

- Fue un poco por seguir entrenando a la vez que podía completar unos estudios universitarios. Estaba decidiendo si meterme en el Ejército del Aire o estudiar una carrera, que sería Matemáticas o Física. Me dieron la opción de ir a estudiar las dos a la vez a la misma universidad –Lindenwood–. Y vi que era una opción buena. Hablé con el entrenador y muy bien con él. Me gustó el plan que tenían. Quizá fue la opción más complicada dejar esto para irme allí por, precisamente, el cambio de entrenador, pero me gustó lo que tenían allí. Y decidí irme.



- ¿Cómo surgió esa posibilidad de ‘cruzar el charco’?

- Quedé quinto en el Campeonato de España cuando era junior y al lograr ese puesto la agencia se puso en contacto conmigo. Que era algo que nunca había contemplado. Me lo propusieron y pensé que podía estar bien. Empecé a mirarlo, porque mi nivel de inglés era malísimo, nulo. Estaba tomándome un año, preparándome para entrar en el ejército. Quería repetir la selectividad para conseguir la nota para acceder y, cuando estaba en ese proceso, se pusieron en contacto conmigo en la agencia. Y yo dije venga, adelante. Hablé con el entrenador de Lindenwood, ben inglés, como podía –ríe–, me gustó, me ofreció ir. Y le dije que sí, sin ninguna duda.



- Por lo que cuentas, no le diste muchas vueltas a la decisión.

- Yo sabía que quería seguir entrenando, que quería ver hasta donde podía llegar, sin tener ningún tipo de obstáculo como podría suceder en la universidad o en el ejército. Porque no es lo mismo, viendo ahora las facilidades que nos dan allí.

Yo empecé con el proceso sin pensarlo y, de repente, tenía la carta de que me aceptaban en la Universidad de Lindenwood. Luego sí que lo pensé. Le dije a mi familia que me iba, a mis amigos, compañeros de entrenamiento, etc. Sí que es verdad que cuando se acercaba la fecha de irse te lo planteas un poco más. Lo que parecía que era para ocho meses ya era dentro de una semana, o mañana ya cogía el vuelo. Te viene el respeto. Y yo, ¡con el inglés que tenía!. Al final creo que fue una buena idea irme. Cuesta cada vez que te vas, despedirte de la familia, porque sabes que no los vuelves a ver hasta dentro de cinco o seis meses, pero se lleva bien.



- Esté es tu segundo curso en Missouri, ¿cómo te va?

- Lo llevo muy bien. En algunos aspectos muy parecido y en otros muy diferente. Voy siempre para allí con ganas, en ningún momento me cuesta, aunque a veces hay momentos más difíciles. La morriña siempre afecta.

Allí tenemos mucho apoyo, sobre todo a los deportistas, nos tratan muy bien y siempre es un placer estar allí. Cuando llegué me sentí como en las películas. Todo clavado. Me coincidió que el Nacional lo hacían a unas horas de donde vivo y fuimos a verlo, que tiene un nivelazo espectacular. Y cuando llegamos, incluso con lo que costaba la entrada, porque allí en cada evento deportivo hay que pagar, estaba el circuito a reventar. Un circuito de cinco kilómetros de largo lleno de gente, que no se cabía. En España solo lo había visto en Elgoibar. Eso te motiva a seguir entrenando. El ver ese compromiso, que la universidad te está ofreciendo una cantidad de ayudas espectacular, pues siempre quieres dar un poco más para devolver ese favor.



- ¿Y cuánto tiempo calculas que te queda en la universidad?

- Depende. Lo normal sería coger cinco clases al semestre. Yo cojo ocho que, aunque me quita algo más de tiempo, se que me permite graduarme en tres años y en ese tiempo me quiero quitar una carrera, para tener eso asegurado ya. Y luego voy a aprovechar la beca al máximo, que serían cinco años. Intentaré quedarme un año a trabajar, que es lo que me dan de visado para cuando acabe la carrera. Ahora es la idea que tengo, pero en cinco años puede cambiar mucho las cosa.



- Y ahora mismo ¿cómo está tu carrera atlética?

- El último semestre, de otoño, me centré en campo a través, lo que hay allí. No hay pista hasta que llega el verano. Y ahora empiezo con la pista cubierta hasta marzo y después aire libre. La temporada fue bastante bien. Aquí el cross siempre lo hice porque es una cosa que me gusta mucho. Y allí tenemos un equipo que es solo para el campo a través. Entrenamos todos juntos y la verdad es que estamos muy comprometidos. Las competiciones son muy diferentes, hay mucho compromiso de todos. Son unas pocas competiciones al año, tres, cuatro, cinco o seis, como mucho. Igual son tres o cuatro meses entrenando al cien por cien para coger un pico de forma y llegar bien. Porque tienen algo diferente... ya solo las carreras, la gente animando en los circuitos... Se vive de otra manera.



- Y de cara a la temporada de pista, ¿en qué te gustaría centrarte?

- Llevo intentando centrarme desde que llegué. Especialmente en correr el 1.500, que en pista cubierta es la milla. Moverme, bajar al 800 de vez en cuando, poder subir al 3.000. Correr algún 5.000 también. Me piden que corra el relevo de 4x400, porque el año pasado tenía algunas de los mejores marcas entre los velocistas. Prácticamente un poco de todo. Donde se pueda ayudar al equipo, al fin y al cabo las competiciones son de ir a hacer puntos. Si puedes ganar el 1.500 y 800 y ayudar en el relevo y quedar aunque sea octavo en otra, que es lo último que puntúa, pues ya es un punto más que te puede dar un puesto en la clasificación.



- ¿Ves tu futuro allí o te gustaría volver?

- Depende. Igual con una carrera de Matemáticas y Física en España no lo tendría fácil para encontrar trabajo, y tendría que irme por Europa. Nunca se sabe. Depende de visados, contratos... Sí que me gustaría estar en contacto con el atletismo todo lo que pueda, hasta donde me lleve. Ver donde está el límite y cuando pare de mejorar habrá que replantearse donde estoy y qué puedo hacer, y decidir a partir de ahí. A nivel deportivo quiero seguir y mejorar hasta donde pueda. Si se puede hasta niveles de campeonatos internacionales, intentar ir a por ellos. Llegar a mis mejores marcas y a una barrera en la que vea que es imposible mejorar, ahí habrá que saber reconocerlo y dar el siguiente paso.